A pesar del título del post, esta página carece de ideología política, lo que no quiere decir que no contenga ideas. Como has podido leer en el encabezado, creemos que no es de recibo la situación política que nos toca vivir. Nuestro voto se ha convertido en una herramienta para poner nombres y apellidos al frente de ayuntamientos, comunidades autónomas y, finalmente, España. El próximo 27 de mayo estamos convocados de nuevo para depositar nuestra confianza en unos representantes a los que apoyamos porque es lo que hay, pero de los que recelamos por mil y un motivos. Busca el tuyo y encontrarás una pila de ellos.
Quizás, el más importante es que el poder se ha convertido en un fin en sí mismo, en lugar de ser un instrumento al servicio del progreso. Digamos que la política es como el alcantarillado público y supongamos que, en vez de agua, por las cañerías circulan los medios para hacer que puedas vivir un poco mejor. Demos por hecho que una parte de esos recursos se van al traste por problemas estructurales en la red, averías repentinas, falta de mantenimiento e incluso negligencias que por lo general quedan impunes. Bueno,
c’est la vie, nadie es perfecto y nosotros tampoco. Lo que no puede ser, de ninguna de las maneras, es que un día abras el grifo y no sólo no salga agua, sino que encima salga un torrente de bazofia.
Ante la disyuntiva de qué papeleta depositar en la urna, es frecuente escuchar opiniones del tipo “no me gusta fulano, pero es que mengano es todavía peor”. Muy frecuente, demasiado, pues significa que votamos a quien nos gusta, sino a quien nos disgusta menos. Nos hemos resignado a comer sobras en vez de elegir el menú. Que nos prometan cosas que saben imposibles tiene un pase, que nos regalen el oído con palabras que se las lleva el viento, en fin, pero que sean incapaces de ponerse de acuerdo en lo fundamental y que encuentren infinidad de excusas para discrepar en los detalles, eso, exactamente eso, son las sobras.
Sin embargo, nuestro voto es un tema demasiado serio como para ponerlo en manos de cualquiera y de ti depende que el tuyo también lo sea. En nuestra mano está negarnos a participar en este mercadillo y demostrar a nuestra clase política que este no es el camino. No tenemos más pretensiones que hacer constar nuestro malestar y defender nuestro derecho al cabreo, pero no renunciamos a participar en el juego democrático a través de las nuevas tecnologías. Ahora es más fácil que nunca. Si tú también estás desencantado, te sientes defraudado o crees que no hay nadie digno de representarte como mereces, te damos una alternativa: el voto en blanco.
Para terminar, te invitamos a difundir este mensaje a cuantas personas creas que se sienten como tú, como nosotros. Hagámonos escuchar, hagamos entender y, si no conseguimos nada, seguiremos como hasta ahora. El no ya lo tenemos. Por el contrario, si el número de votos en blanco es suficientemente importante como para haber marcado el destino de una sola circunscripción, habremos conseguido dar un paso. Quién sabe, además, si importante.
Si deseas colaborar con nosotros línkanos, habla de nosotros, comenta o aporta tus ideas a traves de
descontentos@gmail.com. Seguiremos informando.
